El amor de los cobardes

El amor de los cobardes

Cobardía: Pusilánime, sin valor ni espíritu para afrontar situaciones peligrosas o arriesgadas. Época de conformismo cobarde.

Valentía: Hecho o hazaña heroica ejecutada con valor. Acción material o inmaterial esforzada y vigorosa que parece exceder a las fuerzas naturales.

Diccionario de la Real Academia Española

Los cobardes aman a medias. A veces menos. Normalmente juran amar y darlo todo, pero casi siempre esto es una mentira. Pasan desapercibidos y se pueden encontrar en cualquier persona, ya sea hombre o mujer. La cobardía no distingue nacionalidad o estrato social. Cualquiera puede serlo. Para reconocerlos sólo hace falta observar detenidamente.

Parece que los cobardes están llenando el mundo. Todos, en algún momento, lo hemos sido. La cobardía se contagia, se justifica, se le buscan explicaciones y pocas veces salidas. Los cobardes creen tener la razón y teorizan sus desdichas para protegerse. Se protegen de lo bueno y a veces hasta evitan tenerlo, por miedo a perderlo. Huyen de lo malo, para evadir una herida más.

Viven a medias.

Los cobardes son peligrosos, porque pueden herir fácilmente. Reaccionan de inmediato. Lastiman, desdeñan y castigan a la menor provocación. Difícilmente aceptan sus errores y creen que siempre tienen la razón. Son propensos a celar, por temor a perder lo que dicen querer, aunque con los celos desgasten cualquier tipo de relación. Normalmente buscan tener el control de todo y de todos, porque al miedo se le busca controlar y es fácil caer en los excesos.

Hay cobardes que siempre esperan recibir. Dan poco y a cuenta gotas. Desean que lo otros den para sentirse seguros y sólo así comenzar a dar. Pero hay otros que dan en exceso, como si estuvieran convencidos de que valen poco y deben dar demasiado para que las personan les miren, se compadezcan y se queden. Dan tanto, que quienes los rodean, se sienten endeudados y se van. Ellos lo aprovechan y se lamentan. Estos son los más difíciles, porque para ellos no hay error propio, el error siempre está en los otros, que no saben dar, que no saben amar, que no saben cuidar. Pero no se dan cuenta que en el amor cada uno decide y atrae a las mismas personas, teniendo patrones constantes, difíciles de romper.

Como cualquier ser humano, tienen heridas, el problema es que se escudan en ellas esperando consideraciones especiales. Ansían que los otros sanen su pasado, las relaciones inconclusas, los finales no esperados, las emociones contenidas, los fracasos sorpresivos, los lágrimas no lloradas. Endilgan tareas que nadie puede resolver, más que ellos mismos.

Esperan la idolatración fácil, los detalles de películas, el enamoramiento eterno, la promesa de que nada cambiará. Algunos esperan todo el tiempo, un nuevo inicio, pero llevan su pasado a cuestas, huyendo de él, ignorándolo y volviéndolo cada vez más pesado. Les cuesta volar y fácilmente pueden cortarle las alas a otros, esperando que se queden. Sueñan poco y lo vuelven inalcanzable. Se sabotean, se hieren, pero buscan los culpables afuera, en sus padres, en sus maestros, en sus amigos, en sus parejas, en sus jefes, en sus hijos…

También hay cobardes que dicen no necesitar amar. Viven saltando de relación en relación, añorando que los amen, pero convencidos de que no pasará, conformándose con amores mediocres, sexo por compañía y apatía constante. Pocos son los valientes que aman, se descubren y se disfrutan en la soledad, aprendiendo a compartirse.

El mundo necesita valientes. El amor requiere valentía, y ésta se crea, no se nace con ella. La valentía es el resultado de afrontar aquello que da miedo, de resolverlo, de seguir. La valentía se trabaja. En ella hay ecos de dolor, huellas y cicatrices. Todos podemos ser valientes. Todos podemos amar. Pero hay que dar pasos, comenzando con la responsabilidad y el cuidado personal, donde muchas veces hay que aceptar que no todo podemos hacerlo solos, que a veces se requiere ayuda para emprender el camino más importante: el de conocerse a uno mismo y adueñarse de lo que cada uno es.

Luis Miguel Tapia Bernal

Terapeuta en Constelaciones Familiares. Máster en Terapia Breve Estratégica. Autor de "Las intermitencias del amor".

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Comentarios (4)

  • israel

    lo tuve que leer varias veces…..no por que haya sido claro sino por cada lectura la daba un nuevo significado más

    • leticia herrera

      Todo lo que disfrazamos en el interior, llegará en forma de destino. a sí que ni valientes
      ni cobardes…

  • pilar lópez

    genial! hay que ser muy valientes para amar con todas las consecuencias y sin autocompasión! me encantaría traducirlo al inglés…I will try! thanks

  • Pablo

    Me quito el sombrero, no hubiera sabido definir con palabras lo que tu si has hecho. Por desgracia cada vez son mas y es una epidemia que se extiende, no me canso de vivirlo en cada intento que hago, creemos poder sanar sus fantasmas cn amor y comprension y no ns damos cuenta que no hay cura para su enfermedad, nos duele ver que son una caricatura de lo q podrian ser por miedo, aunque duele no dejare de seguir siendo valiente porque hay alguien que como yo sigue buscandome. Nadie se merece recibir los fantasmas y las desilusiones de otras experiencias, porque podemos perder a la persona que sane nuestro corazon. No nos convirtamos en ellos.

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